Rumbo a Montbrun

Los lugares emblemáticos de un territorio suelen estar asociados a una leyenda. Pero, ¿quién es este misterioso «Mounine» del que se dice que dio el gran salto desde lo alto de este escarpado acantilado?

Esta es la historia de Sidoine, un ermitaño que regresaba de Santiago de Compostela, y que se había retirado a vivir a una cueva en el impresionante acantilado, en compañía de su guenon, un Mounine. En el castillo de enfrente, Ogier el señor de Montbrun, no podía aceptar el amor de su hija Ghislaine por el hijo de su peor enemigo, el semental de Gaifié, y se dice que le dijo «prefiero verte saltar desde la roca al monje que casarte con ese muchacho».

La desdichada fue a confiarle estas desgracias a Sidoine, quien entonces tuvo la idea de sacrificar a su guenón vestido con las ropas de Ghislaine, arrojándola por el acantilado. Ogier creyó que su hija había muerto antes de que el monje le revelara que Ghislaine estaba viva y sana. Riendo y llorando, concedió la mano de su hija a su amada, y dio lugar en el castillo de Montbrun a unas nupcias incomparables.